Por Cristina Gómez Lima

Apenas el pasado 24 de mayo, la capital de Sonora, Hermosillo, fue evaluada por “Standard & Poor´s” como la tercera ciudad de México más rica, esto por el supuesto poder adquisitivo de sus habitantes, sin embargo,  eso no quiere decir que su gobierno también sea rico.

En teoría el tercer lugar del poder adquisitivo debería reflejarse en algunos aspectos de la vida cotidiana de una ciudad capital, como los espectáculos culturales, los sitios de interés, avenidas funcionales y una serie de agregados que debería de tener una ciudad de nivel.

Pero al igual que Hermosillo, las otras dos ciudades evaluadas que ocupan los primeros lugares: Nicolás de los Garza, en Nuevo León y Gómez Palacio, en Durango, respectivamente, viven la misma situación.

El poder adquisitivo de los ciudadanos no implica que paguen más impuesto y por ende no se nota en los servicios que reciben los ciudadanos.

La realidad es que nuestro Hermosillo, del cual nos sentimos orgullosamente arraigados, él que queremos que crezca sin perder su esencia.  No tiene nada que presumir y lo confirmó claramente desde la primera lluvia de julio.

En el entendido de que entre los habitantes de esta ciudad se encuentran los más ricos de México, Hermosillo debería de ser una ciudad de nivel que se notará en su drenaje pluvial, en su alumbrado público, en su servicio de energía, en sus semáforos fuertes y sincronizados.

Se notara en los sitios de interés, en los lugares y museos que visitar. Con las temperaturas superiores a los 40 grados, los hermosillenses y ni se diga de sus visitantes, sólo pueden pasar los días encerrados en una habitación refrigerada por que no existe ya una “Sauceda”, un Museo como el de la antigua Penitenciaria, un “Museo de la Burbuja”, no hay nada.

Cuando llueve, Hermosillo se detiene. Eso no lo hace una ciudad que en teoría debe de producir sin falla, claro que no.

Las calles de Hermosillo no reflejan el supuesto poder adquisitivo que tienen sus habitantes,  la capital goza de un enorme grado de desarrollo, es una ciudad en expansión y crecimiento pero para donde se le da la gana. No tiene un plan de desarrollo firme y con visión, ese cambia cada tres años y según los intereses de sus gobernantes.

Y sus habitantes nos dejamos llevar con estas decisiones; pareciera que no nos importa.

Repito, si se supone que  Hermosillo es el eje y el resto del Estado se encuentra desarticulado de ese ritmo de crecimiento, imagínese cómo esta todo Sonora.

Nos falta una planificación eficiente de cómo y de qué manera queremos construir y plantear el Hermosillo del futuro.

Mientras no nos creamos lo que no somos, claro que Sonora es un estado enorme y sumamente rico, con grandes oportunidades, sin embargo, se impone la necesidad de tener una visión integradora que nos permita englobar los aspectos positivos, analizar los negativos y enfocarlos con una visión planeada.

Hasta entonces veremos si estamos en el tenor de presumir.

Gracias por su tiempo.

Tw: @crisgomezlima

 

 

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