Tiene su lógica que cuando un seis veces campeón del Super Bowl, un quarterback excepcional, entra a la agencia libre, pues cada suspiro suyo eclipse al resto de los jugadores disponibles.

Pero se pasa de la raya, desde luego, cuando Tom Brady anuncia de que se va de vacaciones con su familia, y acaba acaparando titulares y generando una abrumadora reacción en las redes sociales. Casi todo jugador de la NFL se toma unas vacaciones con la familia en los meses de descanso. Muchos de los otros agentes libres están en eso ahora mismo.

Naturalmente, la situación de Brady es la más intrigante de todas. Quizás más de lo que pasó con Peyton Manning cuando se liberó de los Colts en 2013.

El vínculo entre Brady y Robert Kraft, el dueño de los Patriots de Nueva Inglaterra, es macizo. No olviden que Kraft defendió a su mariscal de campo, desafiando a los demás propietarios durante el escándalo de los balones desinflados tras el partido por el campeonato de la AFC en 2014. Sin el tope salarial, Kraft pagaría lo que Brady pidiera. Incluso con el tope, Nueva Inglaterra tiene margen de 44 millones de dólares.

La lealtad de Brady a su entrenador es lo que está en duda, y no sólo desde que la temporada de Nueva York llegó a su fin en la ronda de comodines, pero desde años atrás. Así que el marcharse — y demostrar que fue el eje principal de los campeonatos de los Patriots — es algo muy tentador para Brady.

También tomen en cuenta las finanzas si los Patriots no logran ficharle antes del inicio de la agencia libre el 18 de marzo. Existe la posibilidad que el equipo tenga que pagar una «penalidad» enorme, bajo el actual contrato colectivo, y que minimizaría su tope salarial.

Si Brady recibe un salario de 30 millones para 2020 en un nuevo contrato, más el dinero de la penalidad, el impacto que tendrá en el tope de gasto será masivo.

Fuente: AP

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