El Juglar de la Red
Por Rafael Cano Franco
Ricardo Monreal, el líder de Morena en el senado de la República, tiene una disyuntiva en su vida política: ser leal al presidente Andrés Manuel López Obrador o traicionar a los mexicanos que no desean un cambio en las reglas electorales.
No se trata de si quiere o aspira a ser el candidato de Morena, en realidad está muy lejos de esa posibilidad, ni siquiera aparece entre los aspirantes de ese partido que van a debatir para intentar mostrar que su proyecto político es mejor y apegado al del Presidente.
Tampoco se puede considerar que va a ser el candidato de la alianza Va por México. En la realidad su figura política y el actuar en los pasados cuatro años lo alejaron de esa posibilidad. Tampoco es posible que pueda ser candidato de Movimiento Ciudadano, en ese partido tienen figuras que más allá de ganar, les garantizan ese 10 por ciento que les permite seguir siendo una fuerza política nacional que paulatinamente gana algunas elecciones.
Ricardo Monreal es como muchos políticos de México. Sabe que para ganar necesita del impulso de una fuerza superior y en este caso es la del presidente López Obrador; pero en las circunstancias actuales está muy lejos de ser el plan A, B o incluso C del inquilino de Palacio Nacional.
En las encuestas no aparece como el mejor posicionado, no tiene el respaldo del Presidente López Obrador para ser candidato de Morena y de sus partidos aliados; en la Alianza Va por México lo miran con desconfianza y en Movimiento Ciudadano no lo tienen como su primera opción.
¿Qué hace entonces Ricardo Monreal? Lo que todos los políticos en México. Trata de forzar lo que no se dio de manera natural.
Por eso, cuando en la Cámara de Diputados aprobaron un Plan B como opción a la reforma constitucional electoral con marcados errores y de manera “fast track” a él le vino como anillo al dedo porque le daba el instrumento para poder ejercer esa presión y hacer que todos voltearan la cara hacia su persona.
Tiene ante sí el cascanueces para apretar y tratar de forzar una decisión que al momento sabe no le favorece. Vende caro tu amor aventurera, dice una canción; eso precisamente es lo que ahora pretende hacer Ricardo Monreal.
Sabe que darle largas al Plan B del Presidente en el senado es tanto como ser acusado de traidor por la Cuarta Trasformación. Si no tiene el apoyo de esa corriente política estará defenestrado y será perseguido, acosado y puede que hasta lo quieran meter a la cárcel.
Si en sus cálculos está congraciarse con la oposición a la 4T para convencerlos de que puede ser su candidato, está muy errado.
Pero la figura de Ricardo Monreal puede crecer mucho ante un electorado que no simpatiza con los partidos políticos, que muestran un rechazo a la 4T pero que no ven en la oposición una figura preponderante que pueda salir y ganar una elección.
Ricardo Monreal tiene ante si la oportunidad de mostrar que no es de esos políticos que viven en la lisonja y el halago fácil; que no es uno de los patiños del Presidente y que más allá de convicciones ideológicas sabe lo que es mejor para México.
De alguna manera deberá entender que la decisión que tome no va a fortalecer su aspiración presidencial.
Si decide ir con el Presidente López Obrador, será un leal y fiel servidor de la Cuarta Trasformación, pero nada más.
Si detiene, realmente analiza y se da tiempo para reflexionar sobre el Plan B, si lo corrige y tiene la fuerza en el senado para modificarle más allá de una coma, puede que sea candidato al destierro político dentro de la 4T, que sea mal visto por las huestes lopezobradoristas, pero tendrá el reconocimiento de una clase media que ha mostrado rechazo a ese proyecto.
En pocas palabras: puede ser leal al Presidente o traidor a los mexicanos y en ningún caso es probable que sea candidato presidencial.
Soldados no son más seguridad
A pesar de que el jueves de la semana pasada el gobernador Alfonso Durazo anunció la llegada de 800 elementos del Ejército y la Marina, la violencia que se vive en Sonora no se detuvo y lo que se vivió en Guaymas y Ciudad Obregón, entre viernes, sábado y domingo deja muy claro que a los grupos criminales no les intimida esa presencia militar.
En Ciudad Obregón, asesinaron taxistas, mujeres e incineraron cinco cuerpos en un predio, tres de ellos adolescentes; los vecinos escucharon los gritos de terror pero no pudieron hacer nada para ayudarlos y los cuerpos de seguridad nunca llegaron al lugar. En esa ciudad, la suma de los asesinatos dolosos conocidos suma 27 en diciembre, una cifra que va por encima de la media.
En Guaymas, se vivió un sábado de terror luego de que varias tiendas de conveniencia (OXXO) fueron quemadas, en las calles se tiraron “ponchallantas”, también se incineró un vehículo con una persona adentro y todo ello en uno de los peores momentos que vive ese puerto en materia de inseguridad pública.
Por más que las autoridades estatales insisten que las mesas de seguridad y las jornadas por la paz funcionan, la realidad es que eso es un fracaso completo. Llenar las calles de soldados puede funcionar momentáneamente, pero sin una acción de inteligencia que ataque a las cabezas de estos grupos criminales la violencia no se va a detener.
En los últimos días se anunció la detención de 21 personas en Guaymas y en su zona rural, todos armados, con chalecos balísticos, pero más allá de esas detenciones nunca se sabe que pasa con esas personas.
El gobierno del estado es lento hasta para dar explicaciones a los ciudadanos y emitir condolencias a los deudos de las víctimas y si para eso son pasivos, para actuar contra los grupos criminales lo son todavía más.
Y lo más graves es que la violencia puede calmarse de momento en una región, pero esto es como el juego del “Guacamole”, brota en otra región, luego en otra y parece el juego de nunca acabar.
En los anuncios contabilizamos más de mil cien militares y marinos que deben estar operando en Sonora, a eso se suman los agentes de la Guardia Nacional que también se han anunciado como refuerzo para la lucha contra la inseguridad pública, además están los mil 500 elementos de la Policía Estatal, los elementos de las corporaciones municipales –que al menos hacen bulto– y con ese pequeño ejército no se ha podido controlar absolutamente nada.
Tips cortitos pa´no enfadar:
1.- No se debe tolerar y menos aceptar lo que sucedió el sábado cuando el colega periodista Martín Vallejo realizaba una cobertura periodística de un atentado en contra de un agente de la Policía Estatal y fue agredido por una joven elemento de esa corporación que pretendió quitarle el teléfono celular con el cual trasmitía.
Martín no infringía ningún protocolo de cobertura, estaba detrás de la cinta amarilla que delimita el área del delito, no interactuaba con los agentes policiacos y de la nada surgió esa mujer que trató de quitarle el celular y luego llegó otro agente para apoyarla.
Esas agresiones y ese valor que muestran contra un reportero que solamente hacía su trabajo sin alterar para nada el que ellos hacían, es un acto condenable y merecería una explicación y una disculpa pública de la Secretaria de Seguridad Pública, María Dolores del Río, pero como ya se sabe, para este gobierno de Sonora, lo que le pase a los reporteros es algo que no les interesa y no les preocupa.
2.- Durante todo el año los hermosillenses estuvimos pidiendo al ayuntamiento que atendiera el problema de las vialidades, pero ahora en diciembre cuando más tránsito vehicular se deja ver por las calles, le piden que detenga algunas obras porque son una molestia vial.
Tienen razón en que se trata de una molestia, es muy incómodo encontrarse calles tapadas y no encontrar el apoyo policiaco para distribuir el tránsito, pero también son obras que deben ejecutarse porque de no hacerlo se pierden esos recursos.
Una medida justa es que el Ayuntamiento apoye a los conductores con policías que encaucen el tránsito vehicular y que estén en los semáforos para alargar el tiempo que duran entre cambios. Si van a realizar obras públicas tan importantes, es menester también que establezcan una planificación para afectar lo menos posible.
Otros Juglares:
–“Las expresiones de las autoridades mexicanas constituyen una injerencia en los asuntos internos del Perú, y no resultan consistentes con los acontecimientos que se han sucedido en días recientes.
“Con relación a las declaraciones de dichas autoridades respecto al derecho de asilo invocado por el expresidente Pedro Castillo, se señaló al Embajador Monroy la necesidad de que los estados se ciñan a las normas contenidas en los tratados internacionales vigentes sobre la materia y cumplan con todos los requisitos que los mismos establecen”.
Extracto de un documento remitido por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Perú, donde acusa de “injerencista” al gobierno de México y en el cual le pide se apegue a los principios internacionales.
Gracias por su atención, hasta el martes si Dios quiere.
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