El Juglar de la Red
Por Rafael Cano Franco
En su conferencia del martes pasado, el gobernador Alfonso Durazo hizo un comentario interesante; habló de la necesidad que tiene Sonora de una nueva clase política, administrativa, empresarial y de periodistas.
Sin entrar en el debate de si Alfonso Durazo tiene razón o no en su afirmación, lo primero que se debe considerar es si él, desde la posición de gobernador de Sonora, está haciendo la parte que le corresponde, en este caso si desde su gobierno se promueve la formación de una nueva clase política.
Y es que es fácil confundir el concepto “nueva clase política”.
Una nueva clase política no se crea solamente cambiando los nombres o las personas en la política o el ejercicio gubernamental, eso es relevo o cambio generacional, pero no una nueva clase política.
Un grupo de personas trasformador debe llegar no necesariamente debe ser joven juventud –algo que el Gobernador confunde con regularidad–, de lo que se trata es tener y ejercer una actitud diferente en el oficio político y eso deriva en buena medida del líder que los guía, de aquel que encabeza el proyecto y desde su posición muestra con su ejemplo que se siente bien con esa nueva forma.
Alfonso Durazo, en esa obsesión que lo enferma por querer ser el mejor gobernador de Sonora, también habla de que su gobierno va a generar una “nueva clase política”, pero lo que haste el momento nos ha mostrado no necesariamente implica que sea la que se requiere o la que estamos esperando.
¿Cómo debería ser esa nueva clase política?
Bueno, de entrada, se esperaría que no fuera lisonjera con sus superiores, que en lugar del halago fácil como medio de subsistencia política, asumieran un papel reflexivo y analítico en torno a las decisiones que se toman. Una nueva clase política debe “pensar por sí misma” y no solamente actuar en base a lo que les mandan.
Una nueva clase política, no se limita a copiar los conceptos que llegan de más arriba, ni asumen como propio todo lo que les mandan, aunque venga mal. En todo caso son tan capaces que pueden diferenciar entre lo bueno y lo malo, lo separan y se quedan con lo positivo, sin tener que asumir lo negativo solamente para quedar bien y navegar con la corriente política en la que se milita.
Una nueva clase política piensa y actúa diferente.
Por ejemplo, no recurre a las viejas prácticas del acarreo, no utiliza el dinero público en procesos partidistas internos o para financiar proyectos políticos afines; si la trasformación es el sello de una nueva clase política, entonces se espera que se olviden de las viejas prácticas y modernicen sus acciones y propuestas.
Una nueva clase política no son nuevas personas aplicando los viejos manuales, los de siempre; es al revés: nuevos manuales de acción sin considerar si las personas que los aplican son jóvenes o viejos. En una nueva clase política, el líder acepta que se puede equivocar, está abierto a las sugerencias, fomenta la iniciativa de sus subalternos y los alienta a ir cambiando en las formas y por tanto en el fondo.
En el caso de Alfonso Durazo y su aportación para la creación de esa “nueva clase política” podemos decir que también es omiso. Cierto que hay nuevos nombres que ahora aparecen en el firmamento gubernamental, pero ninguno de ellos o ellas han sido o son entes auténticamente trasformadores y no lo son porque operan con los viejos procedimientos de la política. Son jóvenes que utilizan las mismas viejas prácticas que fueron el pan de cada día de los que se fueron.
El mismo gobernador Durazo no es el mejor ejemplo de un político trasformador y formador de una clase política nueva, en su formación personal impera el tener que someter sus reflexiones a las de sus superiores, juega con el viejo libro romano del quehacer político y se pierde en la demagogia de los conceptos sin que aterricen en acciones.
Ciertamente a Sonora le hace falta una nueva clase política, pero no es el gobernador Durazo el que la está proveyendo o alentando –al contrario su gobierno es una amalgama de políticos y políticas reciclados con jóvenes que trabajan con las viejas prácticas–, esa vendrá sola, producto de la necesidad y de las condiciones sociales y políticas. En otras palabras, una nueva clase política será la consecuencia de que los actuales no fueron lo que de ellos se esperaba.
Tips cortitos pa´no enfadar:
1.- La organización “Vamos” ya cumplió con las asambleas distritales para poder convertirse en partido político local, sin embargo siguen en el camino para garantizar la presencia en cada uno de los distritos electorales de Sonora, pero esa actividad viene molestando a alguien y no precisamente nos referimos a los alcaldes que son los operadores de una decisión superior.
En al menos cuatro municipios –Cajeme, Nogales, Etchojoa y San Luis Río Colorado–, “Vamos” y Norberto Barraza Almazán han sido hostigados, perseguidos, se ha tergiversado la información y a pesar de todo han logrado sacar adelante las asambleas distritales.
Hasta antes del miércoles el caso más patético era Nogales, donde el alcalde Juan Gim ordenó que la policía municipal acordonara el lugar donde se realizaría el evento y hasta ordenó que se levantara el pavimento de las calles aledañas para evitar que la gente pudiera acceder a la sede de la asamblea.
Pero en San Luis Río Colorado, las autoridades sí que mostraron su tono más autoritario y antidemocrática al utilizar a la Policía Municipal para golpear a las personas que trataban de participar en la asamblea distrital.
Esto no es una mera casualidad o un hecho aislado, en realidad es un patrón que se viene repitiendo en diferentes lugares y es indicativo de que en Morena –todos los ayuntamientos son de esa partido— que no quiere tener competencia electoral.
2.- Por cierto, al ver el vídeo de San Luis Río Colorado, donde agentes de la Policía Municipal se enfrentan a ciudadanos pacíficos y a mujeres que les reclaman su proceder, siempre viene la imagen del temor que les genera saber de un convoy de hombres armados y a los que ni por equivocación se enfrentan.
Estas acciones, de ser muy valientes con la gente de bien, pero acobardarse contra los criminales, de alguna manera es lo que marca el desprecio ciudadano a sus policías municipales. Pero estos agentes solamente están cumpliendo la orden que alguien les dio y si no se comportan como auténticos gorilas entonces pueden perder su trabajo.
3.- Resulta curioso que mientras la oposición se desgañitó exponiendo argumentos en contra del presupuesto aprobado en el Congreso del Estado, desde las filas de la Cuarta Trasformación en Sonora no apareciera nadie que expusiera los puntos favorables.
Si acaso el gobernador Alfonso Durazo hizo una defensa muy tibia del presupuesto que mandó; pero nadie de sus legisladores o aliados políticos tuvieron el tino de respaldarlo, como si con votarlo a favor ya estuvieran cumpliendo.
Llama la atención que tampoco aparecieron los grupos sociales, empresariales o asociaciones reconociendo esas bondades que presumió el gobernador Durazo en su conferencia de prensa.
Si ellos creen que con la aprobación ya es suficiente, se olvidan de que ese vacío que van dejando será ocupado por una oposición incipiente pero argumentativa y si dejan que todo lo haga el gobernador Durazo lo único que consiguen es que termine desgastándose más de lo que ya está.
Otros Juglares:
–“No puedo compartir que la Carta Magna se ignore o sea burlada. Soy un hombre que enseña derecho. Soy idealista, no un pragmático feroz. La ley es el alma de la sociedad; sin ella, el caos y la anarquía imperarían”.
Lo dijo el senador Ricardo Monreal al justificar su voto en contra del Plan B, para modificar las instituciones electorales, que se debatió anoche en el senado de la República.
Gracias por su atención, hasta el viernes si Dios quiere.
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