El Juglar de la Red

Por Rafael Cano Franco

La disputa por la presidencia de la Cámara de Diputados terminó en un empate: ni la obtuvo Gerardo Fernández Noroña, del Partido del Trabajo, pero tampoco Dulce María Sauri, la propuesta del PRI.

Lo que sí resultó evidente es que, al menos por esta ocasión, el presidente marcó la directriz de lo que va a suceder.

Usted sabe que la presidencia de la Cámara de Diputados tiene como singularidad que se entrega a los tres grupos parlamentarias con la mayor cantidad de diputados; el primer año le correspondió a Morena, la primer fuerza política; el segundo año, que es el periodo que está finalizando, fue presidida por una legisladora del PAN; procedía que le tocará al PRI, la tercera fuerza política según el número de diputados; pero eso dejaba fuera al PT que apenas es superado por el PRI en el número de legisladores.

Gerardo Fernández Noroña, diputado del Partido del Trabajo (PT) se le metió entre ceja y ceja que él debía presidir la Cámara Legislativa, lo cual planteaba con un supuesto basado en el factor de seguridad nacional.

Desde su versión, la eventual falta del Presidente de la República –el mencionó que muriera–, su lugar lo asumiría quien en ese momento este presidiendo la Cámara de Diputados, al menos temporalmente mientras se convoca a nuevas elecciones, y si eso sucediera con un priísta al frente pues también le tocaría ser titular del Ejecutivo.

El caso es que Fernández Noroña se aventó toda una manchicuepa y para tener más diputados que el PRI, sumó a la causa del PT que también es la suya, a diputados del PRD e incluso de Morena.

Todo indicaba que teniendo más diputados el PT la votación era mero trámite y el PRI se iba quedar en la loma como el chinito: nomas mirando.

Pero no hay que olvidar que el PRI, al menos en el legislativo ha sido un aliado del presidente López Obrador y de alguna manera se le tienen que pagar los favores, de ahí que apareció la voz presidencial dictando línea.

López Obrador, dictó una instrucción en la conferencia mañanera del lunes: “lo que está establecido en el reglamento de la Cámara de Diputados se debe respetar y si le toca presidirla al PRI, que es la tercera fuerza política pues así debe hacerse”, por lo tanto hizo un llamado a los diputados de Morena a que dejaran de andar de “chapulines”, brincando de un partido a otro y dieron cumplimiento a la palabra, “porque es lo legal y lo ético”, sentenció el Presidente.

No contaba López Obrador que su aliado sempiterno, Fernández Noroña, iba a hacer berrinche y sin tapujos señaló en su cuenta de Twitter que el Presidente de la República estaba dando “línea” a los diputados de Morena para que le dieran el triunfo al PRI y con ello también le daban la Presidencia de la Cámara.

A estas alturas no es un secreto que cuando Andrés Manuel López Obrador les ordena a los diputados “brinquen”, ellos solamente preguntan “¿Qué tan alto?”; la “línea” presidencial es tan fuerte que ningún de Morena se opone a los mandatos presidenciales y aunque era evidente, nunca lo había dicho un aliado, como al final lo descubrió el diputado Gerardo Fernández Noroña.

Los legisladores de Morena de inmediato se dieron cuenta de que la “independencia” de la Cámara –particularmente en lo referente a la separación de poderes—quedaba en entredicho y además los hacía aparecer como simples marionetas de la voluntad presidencial, que actuaron de inmediato.

La forma como le enmendaron la plana al Presidente López Obrador, fue muy sencilla: no dieron los votos suficientes para que ganara el PRI, pero tampoco le dieron el triunfo a Fernández Noroña, de tal suerte que todo se prolongó hasta el 5 de septiembre.

El tiempo que ganan no solamente les permite aparentar dignidad e independencia del Ejecutivo, también ganan tiempo para realizar la operación política necesaria que les permita calmar las ansias de Fernández Noroña y permitir que el acceso de la priísta Dulce María Sauri sea menos accidentado a la presidencia de la Cámara.

Todo se trata de cuidar las formas, porque en el fondo ya está pactado que será el PRI, a pesar del pataleo del PT, quien presida el tercer y último año de esta legislatura y con ello dejarán con “las ganas” a un aliado de toda la vida de López Obrador como lo es Gerardo Fernández Noroña, quien además ya se autonombró Presidente de la Cámara porque así se lo dice el corazón de los mexicanos.

Hay que reconocer a los diputados de Morena que supieron salvaguardar, aunque sea en las formas, la dignidad de la Cámara de Diputados.

La mansión de Enrique

Todo es cuestión de que actores de un grupo político se enfrenten abiertamente, para que de inmediato empiece el “levantadero de faldillas”; eso parece estar sucediendo con el encontronazo entre el dirigente del PRI, Ernesto de Lucas Hopkins y el secretario de Salud, Enrique Claussen Iberri.

Luego de la reacción iracunda que tuvo el Secretario de Salud ante un señalamiento hecho por De Lucas Hopkins –que la verdad estaba en un tono no belicoso–, la forma como mandó a sus subalternos a salir a defenderlo, señalando a De Lucas como un alcohólico cuya única gracia era “tuitear” los viernes en estado etílico, al parecer la respuesta no se hizo esperar.

De pronto –y puede ser casualidad—empezó a circular una serie de fotografía de una lujosa mansión, valuada en 80 millones de pesos, que se construyó en la cima de un cerro de Guaymas con una privilegiada vista al mar y que cuenta con todas las comodidades, presuntamente propiedad de Enrique Claussen.

Con el sueldo de Clausen Iberri como funcionario es imposible que se construya una casa como esa, incluso si se suman los ingresos que le pueden generar los negocios que tiene no alcanzaría para construir la alberca que rodea una parte de la enorme construcción.

La única fórmula para justificar una casa de esa envergadura es la corrupción y eso es producto de una reacción iracunda, desproporcionada y carente de tacto político.

Esta caja de Pandora que se abrió es muy peligrosa, de entrada echa por tierra el discurso de que no hay corrupción, pero además deja a la imaginación popular una serie de ideas que luego son muy difíciles de borrar; lo peor es que nadie aclara ni dice nada y eso sentencia un veredicto popular.

Si es cierto o no ya no es lo que  importa, lo trascendente es que el señalamiento existe y no se desmiente.

No se deben olvidar las consecuencias catastróficas para el gobierno anterior, cuando mansiones, ranchos y opulencia fueron exhibidas como parte de la corrupción de los funcionarios que integraban ese gobierno, aquello terminó muy mal y con un estigma que no se pueden quitar a pesar de que no fueron a la cárcel.

Otros Juglares:

–“El Señor Presidente se está equivocando, le pido que nos acompañe, que nos apoye. Es un error entregarle al PRI la mesa directiva, es un acto político que no debe considerarse. –Mi General, si ya tengo tomada la plaza, ¿por qué quiere que se la entregue a los conservadores.

“Se acabó el “Sí Señor Presidente”, es un error entregarle al PRI la dirigencia de San Lázaro”.

Lo dijo el diputado del PT, Gerardo Fernández Noroña luego de que el presidente Andrés Manuel López Obrador señalara que se debe respetar la legalidad y no estar maniobrando por los cargos, esto en referencia a que el PT hacia operativos para sumar diputados a su bancada y con ello tener mayor número de legisladores que el PRI para justificar que les tocaba presidir la mesa directiva de la Cámara de Diputados.

Gracias por su atención, hasta el miércoles si Dios quiere. ¡¡Salud!!

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