El Juglar de la Red

 

Por Rafael Cano Franco

Las manifestaciones del domingo pasado mostraron claramente que las mujeres se sienten inseguras en todas sus actividades: al salir a la calle, en su trabajo, en su hogar, en la escuela, en todos los lugares a donde deben acudir diariamente y esa es una triste realidad que no podemos soslayar.

Pero la inseguridad que ahora se manifiesta en feminicidios es el único punto que conecta a la mayoría de mujeres en México con los grupos radicales que también salen a marchar y son los que terminan por “adueñarse” de las marchas.

En todo el país salieron a la calle millones de mujeres, solamente en la Ciudad de México se estima fueron 800 mil, por las imágenes y las acciones pareciera que todas son violentas, pro aborto, están radicalizadas y son proclives al vandalismo.

Pero esa es una concepción falsa.

Una gran cantidad de mujeres, manifestándose o no, tienen otras concepciones y no necesariamente comparten las proclamas de estos grupos radicalizados, esa mayoría femenina  se siente insegura y tienen todo el derecho a reclamar una sociedad más igualitaria, pero lo hacen con una protesta pacífica, con una marcha de orgullo, sin reclamar que quienes van caminando a su lado tengan otras ideas.

Pero también, esas mujeres esperan respeto a sus creencias religiosas, no toleran la violencia como medio para hacerse notar y saben que en cualquier momento los grupúsculos van a estallar en contra de todo y de todos. Por eso, muchas mujeres no marchan, se alejan de las organizaciones que se adueñan de las movilizaciones y no se sienten representadas por las líderes o voceras que con encendidos discursos despotrican contra hombres, instituciones, piden el aborto y al mismo tiempo claman por derecho a vivir.

En México hay muchas mujeres feministas; las hay en todos los sectores y órdenes, pero forman parte de esas mayorías silenciosas que opacan las minorías vociferentes.

Desde los grupos de izquierda acusan a la derecha –Felipe Calderón como el némesis al que se debe vencer– de ser los generadores del clima de violencia; la realidad es que un grupo de derecha no atentaría contra una iglesia, no pintarrajea muros con leyendas ofensivas y menos lanzan proclamas a favor del aborto.

Son los grupos de ultra izquierda, los mismos que apoyaron a Morena y López Obrador, los que promueven esos actos; ahora son mal vistos porque al no ver cumplidas sus demandas se han salido de control y como horda se lanzan en contra del Presidente de la República, quien no atina a comprender las razones de que lo hayan abandonado y ahora las combate con la fuerza del estado.

Pero hay que establecer diferencias claras sobre las demandas de los grupos feministas que solamente solicitan justicia, equidad, igualdad y seguridad; mujeres que hacen de la protesta pacífica y ordenada su manera de expresar inconformidad y no vandalizan ni violentan a nadie.

Del otro lado están las mujeres “ultras”, las llamadas feminazis que con actos violentos piden seguridad para vivir en la sociedad pero forman parte de la cultura de la muerte al proclamar el aborto; las que piden igualdad pero excluyen a quienes no piensan igual, lo hacen con los hombres pero tampoco les importa si son mujeres, las que no tienen respeto de las instituciones y consideran que la fe religiosa también las oprime por lo cual se lanzan contra iglesias y catedrales.

Estos grupos de feminazis contaminan y corrompen la marcha, son minorías que no representan el verdadero ideal de lo que quieren las mujeres México, pero son tan estridentes que parecieran ser la mayoría.

No se puede condenar una marcha por la igualdad y la seguridad, donde miles, cientos de miles de féminas salieron a la calle y lo hicieron de manera pacífica y ordenada; no es a ellas a las que se debe acusar por los desmanes que cometieron las “ultas”, esos grupos radicales que no tienen empatía con la mayoría de las mujeres y tampoco tienen su simpatía que las avale para cometer sus actos de barbarie.

La causa justa es de las feministas, la sinrazón y el odio está en el otro lado, con las feminazis.

La Arquidiócesis llamó a la reconcialiación

Ante los hechos vandálicos realizados por grupos de mujeres radicalizadas en las instalaciones de Catedral, la Arquidiócesis de Hermosillo respondió con un tono de mesura y sensibilidad; reconoció la validez de marchar para exigir condiciones de igualdad y justicia, no condenó ni juzgó las manifestaciones anti católicas y llamó a la reconciliación y unidad.

Al mismo tiempo la Arquidiócesis aceptó los reclamos de pederastia que fueron expresados por fuera de Catedral y precisó: “También reconocemos  que, como Iglesia, tenemos temas pendientes que resolver ante la sociedad. Sepan que estamos trabajando arduamente en corregir el camino, siempre que sea necesario”.

Pero más allá de la postura de la jerarquía eclesiástica, la feligresía sí se sintió ofendida y atacada en su fe; si los grupos radicales de mujeres pensaron que esto les iba a generar simpatías, en realidad las alejó más de las mujeres, sobre todo las católicas que no las han dejado de condenar.

Por cierto, grupos de ciudadanos estaban convocando a una “protesta pacífica” por fuera de Catedral para condenar los actos violentos del domingo en ese edificio, que también alberga el Arzobispado de Hermosillo; pero la misma Arquidiócesis dejó en claro que esa protesta no es, “apoyada, promovida, auspiciada, ni inspirada por ningún grupo, movimiento, comisión de pastoral, consejo, congregación o asociación de la Arquidiócesis de Hermosillo”.

Tips cortitos pa´no enfadar:

1.- Tanto la gobernadora Claudia Pavlovich Arellano como la alcaldesa Celida López Cárdenas fueron muy prudentes y respetuosas del devenir de los acontecimientos luego de la marcha de mujeres; los policías comisionados para darle seguridad y movilidad a la marcha no se engancharon y tampoco trataron de disuadir los actos vandálicos en Catedral.

El haber usado la fuerza pública para contener la violencia de los grupos “ultras” de mujeres, solamente hubiera dado motivo para radicalizar posturas y justificar la violencia de la que hicieron gala.

Bien por la gobernadora Claudia Pavlovich que siempre estuvo en contacto con el arzobispo Ruy Rendón; mejor Celida López que acudió personalmente a Catedral para condenar los destrozos cometidos.

2.- El coronavirus y la caída en los precios del petróleo llevaron al peso a uno de sus peores momentos, cuando llegó a cotizar 23-1 con respecto al dólar; pero no solamente es eso también llega la mala noticia de que las súper potencias se han reunido para analizar exclusivamente la postura energética de nuestro país.

De por si la situación económica no despunta y estamos estancados, con sectores como el de la construcción en una de sus peores crisis de la historia, como para tener que enfrentar recriminaciones y sanciones de las potencias mundiales por la política energética de este gobierno.

Y todo se complica porque el precio del petróleo también se desplomó en un 31.7 por ciento, se cotiza a 24.43 dólares, mismo precio que tenía el 2016; si con mejores precios Pemex presentó pérdidas multimillonarias, con esta caída en los precios se va a derrumbar.

Otros Juglares:

–“Yo estaba ayer en misa con mi mamá y fue espantoso, pero el dolor más fuerte lo sentí cuando supe que mi hija andaba en esa marcha y mientras nosotras estábamos adentro, ella estaba tratando de prender fuego afuera”.

Testimonio de una madre de familia que estaba en Catedral y que fue dado a conocer por Antonio Valencia en su cuenta de Twitter.

Gracias por su atención, hasta el miércoles si Dios quiere. ¡¡¡Salud!!!

Nos puede seguir en Twitter en @CanoFrancoR

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