Por Cristina Gómez Lima
El inicio de la contienda por la nueva rectoría de la Universidad de Sonora se prestó para politizarla, a modo que lejos de parecer un cambio entre connotados académicos pasó a ser una sucia elección política.
Evidentemente el lado sucio orquestado por un político.
Con el afán de “ganar cancha”, el Sindicato de Trabajadores Académicos de la Universidad de Sonora “se puso de pechito” e inicio con un proceso legal en la Fiscalía Anticorrupción contra la actual administración y el rector en salida, Heriberto Grijalva Monteverde.
La demanda se interpuso por esclarecimiento de recursos entorno a la deuda de la Máxima Casa de Estudios con el Isssteson y la creación de la Secretaría de Finanzas, así mismo la acusación de peculado y nepotismo.
Javier Quintanar Gálvez, secretario general del STAUS olvidó un detalle muy importante: en el pedir está el dar, moralmente no puedes exigir transparencia si no la ofreces. Este es el caso que ahora aqueja al sindicado que representa a muchos, pero sirve a unos cuantos.
La transparencia que piden a la Universidad de Sonora no es la misma que ofrecen dentro del STAUS, desde su llegada al Comité de Ejecutivo sus once miembros comenzaron a cometer un sinfín de anomalías, sirviéndose con la cuchara grande sin siquiera pararse en las aulas de la Universidad.
Enumeramos tan sólo cinco de muchas:
1.- Impusieron dejar de ser maestros de horas sueltas desde su ingreso en el 2015 para serlo de tiempo completo, sin pararse en las aulas universitarias justificando sus sueldos por pertenecer al Sindicato.
2.- Duplicaron el sueldo hasta un 50 por ciento más, por ejemplo, el secretario de organización, Jesús Antonio Molina Ballesteros, pasó de ganar 12 mil 268 a 25 mil 600 pesos, así por sus pistolas comenzaron a cobrar hasta el doble.
3.- Crearon una sobre carga mensual a su nómina del 11 por ciento, es decir, se incrementaron al cheque un bono de mil 349 pesos, a excepción del Secretario General, Javier Quintanar y el Secretario de Comunicación y Propaganda, Cuauhtémoc González que se impusieron mil 695 pesos. Puede ser poco, pero al año y por los once suman 186 mil pesos.
4.- Reportaron un gasto de 3 millones de pesos para la presunta remodelación del local sindical, sin embargo, evitaron detallar en qué se realizó la inversión.
5.- Negaron publicar a través de su portal staus.uson.mx un apartado de transparencia para detallar el manejo de los recursos millonarios que reciben y exigen a la institución.
El pilón:
6.- Emitieron la demanda contra la administración de Grijalva Monteverde sin realizar una consulta a los académicos, a quienes supuestamente este Comité Ejecutivo representan.
Al cuestionarle por estas cifras el Secretario General lo negó: “No, nosotros no tenemos eso”, dijo.
Éste es el problema, señalar sin verse la cola.
El propósito de todo el circo que armaron en contra de la actual administración no sólo era para denostar al presunto candidato del rector, Enrique Velázquez, si no de paso posicionar al candidato oficial del Gobierno del Estado, Raúl Guillen López.
Pero se notó tanto la mano que el fuego ya se les apagó, ahora se encuentran en el estado de berrinche aprovechando su oportunismo para ver para cuánto les va a alcanzan sus señalamientos, amenazas y escándalos orquestadores de huelgas para negociar.
¡Se nota que quieren a su Alma Máter!
Por su valentía de llegar a estas líneas, le agradezco su tiempo.
Ahí nos leemos.
@CrisGomezLima