El Juglar de la Red
Por Rafael Cano Franco
El filósofo griego Aristóteles sentenció alguna vez: “El mejor gobernante es aquel al que el pueblo quiere”. La palabra “quiere” puede entenderse bajo dos interpretaciones: en el sentido de que es el gobernante y/o gobierno que desea tener y lo escoge para ponerlo al frente de un estado; o quiere en el sentido de que le genera una aceptación sentimental, lo admira, respeta y le tiene cariño.
La última acepción cada vez es más difícil conseguir por los políticos, pero siempre aspiran a ella. La aceptación que hoy tiene un gobernante tiene formas de medirse a través de encuestas y cuando estas no están sesgadas sirven para evaluar el grado de conformidad que un pueblo tiene con las medidas que se han tomado.
Enrique Peña Nieto es el presidente de México cuya popularidad fue la más baja al terminar un sexenio; su gobierno inicio con un 61 por ciento de aprobación, pero a la mitad del sexenio esa cifra se redujo al 34 por ciento con un 64% desaprobándolo; terminó con un 17 por ciento de popularidad, según Mitofsky; el Periódico “Reforma” le dio el 12 por ciento de aprobación al terminar su gobierno.
En retrospectiva, los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón, iniciaron y terminaron con buenos porcentajes de evaluación; Fox inició con el 63 por ciento y terminó con un 61 por ciento; Calderón empezó con 62 por ciento y terminó con 52 por ciento.
Curiosamente, el mejor evaluado de todos los mandatarios al finalizar su sexenio es Ernesto Zedillo, quien inició con apenas el 43 por ciento de aprobación y terminó con un muy alto 69 por ciento; es curioso porque le tocó atender el conflicto “zapatista”, el llamado “error de diciembre” y fue el consumador de la aplicación de la política neoliberal que el presidente López Obrador acaba de mandar al panteón.
Los primeros meses de su gobierno, al menos hasta febrero, el presidente Andrés Manuel López Obrador mantiene altas notas aprobatorias en las encuestas; los números más pobres le dan 70 por ciento y los más altos indican tiene el respaldo del 80 por ciento de los mexicanos.
El bono democrático que le otorgaron 30 millones de votos y ganar la elección con el 63 por ciento de las preferencias electorales, dan congruencia a esos números; pero también hay que decirlo, el nivel de la expectativo de bienestar que generó es tan alta, que puede generar un desplome violento en caso de no cumplir.
El viernes de la semana pasada, cuando el presidente López Obrador llegó a Acapulco, Guerrero, para participar en la Convención Bancaria, fue recibido por manifestantes que le lanzaron abucheos y hubo quienes le corearon “Andrés, nos fallaste”.
Eran trabajadoras y madres de familia, en su mayoría, quienes reclamaban el recorte presupuestal para las instancias infantiles quienes con gritos de “¡Fuera, Fuera!” y “¿Dónde está y dónde está, el Presidente que nos iba a apoyar?” hacían sentir su inconformidad en un abucheo generalizado.
Ese fue el preludio de lo que López Obrador viviría al día siguiente, durante la inauguración del estadio de béisbol “Alfredo Harp Helú”, en plena Ciudad de México, bastión morenista y uno de los lugares que más apoyos electorales ha dado al Presidente de México actual.
El abucheo y la rechifla fueron generalizados, al grado que el Presidente López no atinó a más que descalificar los abucheos como parte de una “porra Fifí”.
Un par de abucheos no determinan una baja en la aceptación que tiene el presidente López Obrador, pueden ser cuestiones anecdóticas sin mayor trascendencia, pero tampoco pueden ser minimizadas y considerarlas parte de un grupo antagónico que se organizó para darle esa rechifla.
Hay muchos elementos que pueden ser erosivos en la popularidad de un gobernante: aumentos de precios en insumos y canasta básica, cancelaciones presupuestales de programas sociales de alto impacto, cancelar obras estratégicas de inversión, malas decisiones que comprometen el desarrollo a futuro, descalificaciones a los opositores, exposición excesiva e innecesaria en medios de comunicación, contradicciones entre el gobernante y su equipo cercano; López Obrador ha tocado todos esos botones, es obvio que no puede salir indemne.
Son apenas cuatro meses de gobierno, con un equipo legislativo y gubernamental que no le ayudan mucho; dedicados a polarizar y hacer sentir su razón por encima de la de las mayorías; eso no le va ayudar mucho en el futuro y de seguir por ese camino su popularidad puede sufrir una violenta recaída.
Un gobierno de transición, que promueve un cambio tan radical como el de la 4T, no puede darse el lujo de irse en picada en la aprobación ciudadana antes de las elecciones intermedias, tal y como le pasó a Peña Nieto, y menos si quieren ir más allá de un sexenio como parece ser es la intención.
Resuelve FGJE asesinato de Santiago Barroso
Es un hecho que en México el asesinato de periodistas, cualesquiera que sean las causas, generalmente queda en la impunidad y nada se sabe sobre los motivos, los autores materiales e intelectuales, ni de la investigación, por eso se reconoce a la Fiscalía General de Justicia de Sonora, quienes volvieron a dar resultados y resolvieron el asesinato del periodista Santiago Barroso Alfaro de San Luis Río Colorado.
La investigación llevó a la detención del asesino, se conocen las causas de la agresión y la forma como se realizó la ejecución. Santiago Barroso Alfaro fue asesinado por un marido ofendido quien se enteró de la relación sentimental entre su esposa y el periodista.
En febrero se presentó la agresión donde murió Reynaldo López y resultó gravemente herido Carlos Cota y en un lapso de cinco días la FGJE de Sonora detuvo a tres implicados y hace una semana a otros dos participantes con lo cual cerró el caso con cinco personas detenidas como participantes de la agresión. En ese caso se trató de una lamentable confusión.
En el caso de Santiago Barroso el crimen fue resuelto en una semana con el asesino confeso detenido y ya bajo proceso penal. Hoy que el presidente López Obrador no recibirá reclamos por ese asesinato y no será por la actuación de la FGR, sino por la efectividad mostrada por la Fiscal Claudia Indira Contreras.
No puede pedirse mejor efectividad, cien por ciento de casos resueltos; eso contrasta con los asesinatos que se han presentado en otras entidades y donde todavía no hay detenidos, aunque se tienen líneas de investigación abiertas, pero ninguna Fiscalía local y tampoco la Fiscalía General de la República han mostrado la efectividad de la que presume la fiscal Claudia Indira Contreras en Sonora.
Es muy buena noticia que no exista carta de arraigo para la impunidad en Sonora, pero en materia de seguridad a periodistas, el tema no está agotado y es menester que tanto el Gobierno de Sonora, el Legislativo y los periodistas establezcan mesas de trabajo para rediseñar nuevos esquemas de protección, atender las precariedades de los comunicadores y dignificar el trabajo de los periodistas.
Esperemos que la gobernadora Claudia Pavlovich asuma un rol más protagónico en este tema y elimine de su discurso la carencia de recursos como la principal limitante para mejorar las condiciones en las que se realiza el periodismo en Sonora.
El tema es más importante dado el nivel de agravios que se le empiezan a juntar y que han tenido repercusión a nivel nacional.
La regidora y el celular
La regidora María Carrasco, militante de Morena y parte del Cabildo del Ayuntamiento de Nogales, se convirtió en la comidilla nacional luego que un vídeo la muestra apoderándose de un teléfono celular que no es suyo y a pesar de ser filmada in fraganti se atrevió a negarlo.
Esto sucedió el 21 de marzo, al terminar un evento la grabación de las cámaras muestran a la regidora Carrasco como toma un celular que estaba olvidado en una silla y se lo lleva; cuando la dueña del aparato lo buscó, según versiones de testigos, la Regidora de Morena negó haberlo tomado y se marchó del lugar.
El celular apareció en el hospital del Isssteson y fue devuelto a su propietaria; pero es claro lo que muestra la cinta de vídeo y no hay lugar a dudas de que María Carrasco tomó el teléfono y se lo llevó.
No creo que esto llegue a ser tratado en el Cabildo de Nogales, pero es evidente que la honestidad no es precisamente la carta de presentación de ciertos elementos que ahora son parte del gobierno municipal de aquella frontera.
Otros Juglares:
–“A través de sus casi ocho décadas de existencia el PAN ha venido sufriendo una serie de cambios que iniciaron a partir de su llegada al poder. Acción Nacional se desvió del camino, de sus orígenes.
“Hoy lo que importa es el interés de las cúpulas, de dirigentes y de los diferentes grupos antagónicos al interior.
“Acción Nacional probó las mieles del poder y quedó atrapado en la corrupción, en la deshonestidad, en la simulación.
“Acción Nacional perdió su alma y espíritu; las dirigencias se volvieron sordas para con su militancia, no la escuchan, sólo la toman en cuenta en elecciones internas e institucionales; el PAN se convirtió en un partido electorero, un partido corporativo e igual a los otros partidos, cuando nuestra diferencia ERA la integridad y honestidad de sus militantes”.
Parte del documento de renuncia de Jorge Armenta Montaño a su militancia de 21 años en el Partido Acción Nacional (PAN).
Gracias por su atención, hasta el martes si Dios quiere. ¡¡Salud!!
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