El Juglar de la Red

Por Rafael Cano Franco

Aunque en Morena se distinguen por un desprecio a los medios de comunicación, en el caso de Alfonso Durazo, la situación era diferente y desde que llegó al cargo siempre se había diferenciado de otros gobernantes morenistas por su tolerancia, respeto y manejo prudente frente a los señalamientos o críticas de los medios de comunicación o de periodistas independientes.
En más de una ocasión que existió la oportunidad se externó ese reconocimiento, que no era un asunto menor y que va más allá de los eventuales convenios que luego suelen alterar comentarios: quienes los tienen alaban y ponderan todo positivo y quienes no van al extremo de la exageración de la crítica.
Pero más allá de una política de comunicación social que tiende mucho al amago, el gobernador Alfonso Durazo se había mantenido alejado de criticar, al menos públicamente, el trabajo de los periodistas y eso era un factor que lo convertía en gobernante respetuoso de la libertad de expresión.
Pero eso cambió de un tiempo a la fecha y fue más evidente el martes pasado, cuando en un evento de la televisora estatal, Telemax, en Puerto Peñasco se olvidó de su prudencia y se lanzó a criticar lo que él llama “periodismo de imaginación” e incluso en sus expresiones incluyó con algo de sutileza el apellido del periodista al que iba dirigida su alocución.
No había necesidad de ese exabrupto.
En primer lugar, porque teniendo o no la razón, lo que exhibió es que las críticas y los señalamientos que se hacen desde el medio de comunicación que critican a su gobierno, a él o a sus funcionarios, le llegan; sabiendo eso cualquier periodista puede elevar el tono y aumentar la dosis de crítica.
Luego, al calificar como “periodismo de imaginación” los trabajos que documentan alguna irregularidad que se comete en su gobierno, lo muestran soberbio y autoritario; con eso le da al traste a la imagen de prudente y tolerante que había venido construyendo y que algunos le llegamos a reconocer.
Tercero, cuando el gobernador de Sonora abre la puerta de la descalificación a los medios de comunicación o periodistas, le está dando permiso a otros funcionarios de su gobierno, de su partido, alcaldes y similares para que ellos también asuman una postura soberbia ante la crítica y desde sus posiciones de poder emprendan campañas de desprestigio contra quienes les enderezan críticas.
Una última consideración y probablemente la que más debe preocupar es que cuando el gobernador Durazo debe salir a expresar ese desacuerdo y con ese énfasis tan especial, tirando por la borda la imagen bien ganada que tenía de respetuoso de los medios de comunicación y periodistas, lo que deja entrever es que los encargados de atender el tema fallaron estrepitosamente.
Se entiende que existen áreas, tanto políticas como de comunicación social, que deberían atender ese tipo de temas, con una labor de contacto permanente y siempre atendiendo el cuidado de la imagen gubernamental, que no necesariamente es el Gobernador; los buenos oficios y la capacidad negociadora deben imperar por encima del amago, la amenaza o los actos de presión para que cedan.
Y en caso de que exista chantaje de la contraparte, lo que se debe hacer es dejar constancia pública y no tolerarla; pero jamás dejar que los asuntos escalen ante el gobernador, quien debe tener asuntos más importantes que atender que dedicarle un espacio de tiempo a determinado periodista o medio de comunicación.
Se esperaría que esa postura asumida por Alfonso Durazo fuera solamente un mal momento y una “mala calentura mental” puesto que si no es así y ese va a ser el comportamiento institucional lo único que vamos a ver es una escalada de descalificaciones y eso no ayuda en mucho, ni al periodismo ni al gobernante.

Y como de ver dan ganas…
El lunes por la noche, en uno de los tantos grupos de periodistas que existen en la aplicación WhatsApp, uno colega publicó un comentario donde señalaba a Sergio Pacillas Espinoza de que había montado un operativo para que “bajaran” de diversos portales una de sus notas informativas.
Sin entrar en pormenores de los medios involucrados, el señor Pacillas Espinoza era señalado de presionar a directivos de portales informativos, amenazándolos de que, en caso de una negativa a bajar la nota, habría consecuencias en los convenios que el gobierno del estado mantiene con ellos.
Ante ese acto de censura el periodista que elaboró la nota tuvo el atrevimiento de exponer públicamente el caso e incluso dejó establecido que en caso de que esa conducta se repita con trabajos a futuro que pueda realizar, entonces acudiría a la Fiscalía General de la República (FGR) a denuncia al funcionario por actos de censura.
La verdad es que Sergio Pacillas se excedió en sus funciones y resultó más papista que el Papa; ignoro si el operativo fue a iniciativa particular o si por el contrario obedeció instrucciones superiores, lo cierto es que sí realizó un acto de censura y chantajeó a los directivos con quienes habló, algo que además suele caer mal a cualquiera.
Lo peor es que quemó la pólvora en infiernitos, porque más allá de que la nota estaba bien trabajada y cumplía con todos los elementos técnicos, involucraba a una dependencia que ni a secretaría llega y el tema que abordaba era la exposición de una irregularidad que en nada impactaría de forma negativa al gobierno de Sonora.
Pero esto sucede cuando no se tienen argumentos, se carece de oficio y abunda la intolerancia y la incapacidad para atender temas de prensa.
Insisto, ojalá no sea esa la nueva política de comunicación social porque estaremos ante una constante agresión a la libertad de expresión.

Aprueban reforma judicial
Morena se aventó una de esas jugarretas que tanto criticaba en el pasado. Citó a los diputados a sesionar en un lugar ubicad a la Magdalena Mixhuca, fuera de la Cámara de Diputados, y ahí con su amplia mayoría, a media noche, aprobaron la reforma judicial en lo general.
Con esto dieron al traste al ofrecimiento hecho por la presidente electa, Claudia Sheinbaum quien había asegurado que habría tiempo para discutir a plenitud los aspectos fundamentales e incluso habló de un gran diálogo nacional, pero a la hora buena se impuso el presidente López Obrador y su decisión estuvo por encima que la de ella.
Ahora bien, de pronto aparecieron las fotos de los diputados sonorenses que votaron a favor de esa reforma y los acusan de traición, pero eso no es del todo cierto. A todos ellos, durante sus campañas electorales los escuché decir con toda claridad que su intención era apoyar con todo el Plan C del presidente López Obrador, y eso incluía precisamente la aprobación de la propuesta de reforma judicial.
Es decir, jamás dijeron que lo analizaría, que lo iban a estudiar, que le harían modificaciones o propuestas de mejoras, siempre fueron claros de que lo que se mandó se aprobaría sin modificar ninguna coma y eso justamente es lo que hicieron.
No es que consideremos que la Reforma Judicial es algo positivo, de hecho, pensamos va en sentido contrario a algo que pueda ser de beneficio; pero los diputados morenistas y sus aliados fueron congruentes con quienes les dieron el voto y en ese sentido quien avisa no traiciona y ellos avisaron a lo que iban a la Cámara de Diputados.
Ahora, si para lograr esa aprobación se cumplieron las formas legales es otro debate y en ese aspecto todo apunta a que no lo hicieron, que se violaron los procesos parlamentarios, la convocatoria a la sesión y varias leyes que deben cumplirse para la aprobación de una reforma constitucional.
Sin embargo, el primer palo está dado y ahora hay que ver si en el Senado de la República, los 43 legisladores de oposición que ahí están se mantienen firmes, entendiendo que a Morena y aliados solamente les falta el voto de un senador para que se aprueba en la Cámara alta.
Hasta el momento 42 senadores de oposición del PAN, PRI y MC han dicho que van a votar en contra, incluso Miguel Riquelme del PRI, quien se encuentra hospitalizado dijo que acudiría a la convocatoria para emitir su sufragio en contra.
Con todo eso las miradas se centran en el único senador que no ha expresado su postura al respecto, el campechano Francisco Barreda, de la bancada de Movimiento Ciudadano.
El sí puede ser calificado de traidor si su voto es a favor o puede ser el héroe que salve el sistema de pesos y contrapesos políticos evitando con su sufragio que se consume ese duro golpe a la independencia del poder Judicial.

Otros Juglares:
–“Estamos entendiendo que la gente va (al beisbol) a la fiesta, a la pisteada, y pro eso estamos generando más áreas para ustedes; para que hagan eso. Es difícil prometerles que el equipo va ganar, eso es imposible”.
Lo dijo René Arturo Rodríguez, presidente del Club de beisbol “Yaquis” de Ciudad Obregón que compiten en la Liga Mexicana del Pacífico y que establece que la prioridad de ellos no es la de ganar el campeonato sino de ofrecerle a quienes acudan a su estadio, todas las facilidades para una gran borrachera. El Club Yaquis fue sancionado la temporada pasada por venta indiscriminada de cerveza a menores.

Gracias por su atención, hasta el viernes si Dios quiere. ¡¡Salud!!

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