Este lunes el Partido Acción Nacional estrenará Dirigente.
Este Dirigente deberá de tener las suficientes agallas para poder enfrentarse al Gobierno Estatal, se encontrará obligado en defender lo que quedó de su partido ante la cantidad de señalamientos hacia el PAN y militantes por actos de corrupción.
Deberá tener la calidad moral para señalar los errores del gobierno estatal actual, con la obligación también de ser una oposición responsable.
El dirigente que levantará la mano la noche del domingo, también deberá tener valor para perdonar y de sumar a los miembros de otros equipos que se encuentran al interior del PAN. Con un dejo de exageración, podríamos decir que hay “millones de grupúsculos”, porque dentro de Acción Nacional existen muchos pero muchos grupos, ahí precisamente es donde empieza e impera la división.
Este nuevo dirigente del PAN, deberá de ser eso “líder”, que demuestre fuerza para recuperar la unión del partido, deberá unir las piezas que quedaron destruidas y desparramados por todos lados; también deberá traer hilo y aguja para zurcir las heridas del pasado y las que deje la contienda, que no son pocas.
El PAN siempre presume su democracia, aunque esta es la primera ocasión en la cual todos los militantes van a elegir a su dirigente; pero es notorio que no saben enfrentarse en procesos abiertos, de hecho, exhiben una lucha que trasciende al exterior; no se trata de prestigiarse sino desprestigiar al de enfrente.
Esta contienda interna se convirtió en una guerra civil, una pelea de todos contra todos y la mejor prueba es esa denuncia hecha llegar a Luis Felipe Bravo Mena, presidente de la Comisión Anticorrupción, donde un equipo acusa al otro de quedarse con las cuotas que pagaron los militantes cuando eran funcionarios públicos y cuyo monto asciende a 400 millones de pesos y donde los dedos acusadores señalan al equipo de Adrián Espinoza.
Qué decir de las llamadas y comentarios poco edificantes que hizo Célida Teresa López Cárdenas, coordinadora de la campaña de David Secundino Galván al llamar timorato a su dirigente estatal, Leonardo Guillén o despotricar por la intervención constante de Javier Gándara, utilizando como personero a Gildardo Real Ramírez.
Ernesto Munro, David Galván y Adrian Espinoza.
Cualquiera de los tres y principalmente los dos últimos no imaginarían que tan pronto se les iban a dar estos escenarios, recordemos que en el sexenio anterior no eran los mejor posicionados. Es más ni tenían posición.
Pero sus superiores ahora huyen de la justicia o sostienen una demanda penal.
Si bien es cierto, David Galván pareciera tener al interior del PAN, el mayor número de votantes a su favor, también tiene la “bendición” y el apoyo total de su “padrino político”, el Secretario General del CEN del PAN, Damían Zepeda Vidales.
Adrian Espinoza tiene en su equipo a “vagos”, estrategas en “mapachería electoral” y fuertes líderes al interior, los tiene a un ladito, son sus amigotes desde hace años.
Y por si fuera poco, tiene el apoyo del ex gobernador de Sonora, Guillermo Padrés Elías quien acompañado de Roberto Romero pidieron a través de llamadas telefónicas el apoyo a todos los albiazules que tenia adeudos con ellos.
De ganar Galván, Padrés Elías tendrá que olvidar el apoyo para él, ante las demandas penales existentes y las que faltan por venir.
De ganar Espinoza, Padrés Elías contará con un aliado natural que lo defenderá obligadamente y de frente.
Del tercer candidato… Ernesto Munro se verá obligado a mostrar colmillo y unirse al mayor postor para tumbar al otro.
A los panistas, dicen no les gusta tener línea y eso lo tendrán que demostrar en tres días.