En una era donde las ideologías tienden a desaparecer y son substituidas por el pragmatismo, es bueno analizar el comportamiento de los dos principales partidos políticos en Sonora para entender como el PRI en sólo seis años logró recuperar la gubernatura, mientras que el PAN no atina a salir de una intensa “guerra civil” interna que lo consume y divide.
Ambos partidos, por más esfuerzos realizados para demostrar lo contrario, tienen militantes señalados como corruptos; ninguno de ellos es inmune a esa lacra que contamina los gobiernos y desacredita la acción política.
Los políticos emanados del PRI no han dejado de ser corruptos, eso no se quita con discursos, pero juega a su favor el realizar las obras y acciones anunciadas; es decir: anuncian un puente, una carretera, becas, lo que sea y lo hacen, ya de pasada le dan “pellizcos” al dinero presupuestado para ello y lo hacen tan magistralmente que ni huella dejan. Por eso es tan difícil probárselo.
En el PAN, al menos en el ejercicio gubernamental al que acabamos de sobrevivir; realizan los mismos anuncios, pero resulta que ni construyen la carretera o el puente y tampoco entregan becas, desvían recursos para su provecho y dejan todo a la luz pública.
Mientras que los priístas son discretos con el dinero obtenido ilícitamente, principalmente producto de “mochadas”, lo “clavan” y se presentan con un discurso donde la palabra “ruina” se vuelve constante y aparecen con los bolsillos visibles para exhibir la pobreza en la que se encuentran; en el caso de los panistas es diferente: ellos gustan de exhibir su riqueza, la presumen, son ostentosos, cambian de nivel social de la noche a la mañana y les gusta se sepa; se mudan de una colonia de nivel medio a lujosas mansiones, realizan viajes a todas partes del mundo y se compran lujosos automóviles.
Mientras los priístas saben de lo malo que resulta generar envidias, a los panistas parece gustarles generar ese sentimiento, con todas las implicaciones que conlleva y sin medir los riesgos a enfrentar.
Juan Pueblo sabe de la corrupción de ambos, pero estima que cuando menos el PRI “salpica” y “hace algo”, mientras que en el PAN son “come solos”.
Otra diferencia la encontramos en la designación de candidatos; en ambos partido impera “el dedazo”, la imposición del amigo o aliado sin importar si es bueno y menos se repara en sus incapacidades.
Pero mientras en el PRI sus militantes se someten a una disciplina estoica, donde se debe aguantar todo para crecer y las inconformidades se deben expresar en lo corto, sin mayor alarde público; en el PAN, la imposición genera diáspora, desbandada, sus militantes no se doblegan y menos son dóciles.
Un priísta se puede aguantar, tres años, un sexenio y hasta más esperando la oportunidad para alcanzar un cargo político importante, no solo eso, es capaz de sumarse y apoyar a quienes momentáneamente fueron los favorecidos.
Los panistas no; cuando “el dedazo” no les favorece tienden a la dispersión, les gusta poner zancadillas, hacer trastabillar a quien les ganó e incluso, si pueden, llegan a descarrilar proyectos.
Pero la diferencia más ejemplificante está en la forma de asimilar las derrotas, de reagruparse para continuar adelante; el proceso a seguir para restañar heridas y lograr consolidar liderazgos.
Luego de la derrota del 2009 los priístas estaban dolidos y agraviados, reclamaban y achacaban el resultado electoral a malas decisiones políticas de Eduardo Bours; pero en lugar de sumergirse en un proceso de desgaste, todo lo ventilaron al interior. Nunca se conoció el resultado de la investigación hecha por una comisión especial que analizó las causas de la derrota.
Los priístas también le dieron un “portazo” en la cara al ex gobernador Bours y le impidieron meter las manos en el proceso de selección de la nueva dirigencia del PRI.
En el PAN, la derrota del 2015, también los dejó dolidos y agraviados con Guillermo Padrés, pero en lugar de cerrarle la puerta, optaron por cobijarlo y tratar de brindarle respaldo político.
Los panistas, en lugar de reagruparse para avanzar, están estancados en una guerra civil interna para deshacerse de algunos liderazgos acusados de “traición”, pero en el fondo quienes promueven “la purga” tienen como objetivo la búsqueda del control total del PAN.
Mientras que en el PRI, en la derrota, existió un liderazgo que les permitió caminar; en el PAN no lo tienen, lo que sí hay es un cacicazgo cuya pretensión solamente es suplantar al que ya no está.
En el fondo ambos partidos son iguales, pero en la forma tienen grandes diferencias y eso determina el que ahora uno gobierno y el otro se esté desgarrando internamente y con altas posibilidades de no ser competitivo en el proceso del 2018.
Tips cortitos pa´no enfadar:
1.- A pesar de su intentona por buscar cobijo político en el PAN, el dirigente del Sindicato de Trabajadores del Ayuntamiento de Hermosillo, Salvador Díaz Holguín, tuvo un momento de lucidez y aceptó lo lesivo, por excesivo, del pago de horas extras a los recolectores de basura y coincidió en la necesidad de atender ese problema.
Díaz Holguín sabe de los cuestionamientos existentes al interior del sindicato, tiene pleno conocimiento del rechazo manifiesto en algunos sectores de los trabajadores sindicalizados quienes no le ven el ahínco y la tozudez para defenderlos a ellos como si lo hace con los “tirabichis”.
Ya su mentira del intento por privatizar el servicio de recolección de basura, simplemente no pegó; ya se sabe de las canonjías y beneficio que tiene un gremio al que tradicionalmente se ha “chipiloneado”, pero al que no se le pueden mantener eternamente todos los privilegios; por ello, decidió negociar con el Ayuntamiento, aunque para ello lleva muy de cerca a regidores y diputados del PAN, en un claro mensaje de que no le importaría politizar el tema, con tal de seguir viviendo del trabajo de “los tirabichis”.
2.- La colega periodista, ahora en receso, Leticia Cuesta, asumió ayer la dirección de la organización social “Sonora Ciudadana”, una agrupación combativa, con éxitos rotundos en algunas luchas y un ejemplo de que cuando se quieren hacer bien las cosas, sí se puede.
Enhorabuena para Guillermo Noriega Esparza, anterior dirigente de esa organización y fundador de la misma, su trabajo trascendió más allá de las fronteras de Sonora y la verticalidad con la cual condujo “Sonora Ciudadana”, le llevo a obtener una gran credibilidad y profundo respeto.
Bienvenida Leticia Cuesta, de su capacidad y talento no hay duda, por ello se esperan grandes cosas por realizar. Estaremos atentos.
3.- El empresario Javier Gándara Magaña es muy exitoso en los negocios, pero como político ya dejó en claro no ser ni medianamente bueno. Dos elecciones perdidas, una como candidato del PRI a la alcaldía de Hermosillo y la otra como candidato del PAN al Gobierno de Sonora son suficientes para marcarlo como poco acertado en sus intentos electorales; aunque se le reconoce ganó, en un segundo intento, la alcaldía capitalina también como gobernante dio muestras de cerrazón e hizo un muy mal gobierno, sobre todo en lo administrativo.
El caso es su búsqueda actual por convertirse en “gerente” del PAN en Sonora –el dueño pretende ser Damián Zepeda Vidales—y desde ahí construir la opción de ser senador por la vía plurinominal, al mismo tiempo que busca “colgarse” de la campaña de Margarita Zavala como su coordinador en estas tierras.
Es probable dentro del equipo de la señora Zavala de Calderón alguien se pueda deslumbrar por el dinero de Javier Gándara y lo considere un excelente mecenas para la campaña, un tipo que no va a andar con la mano estirada pidiendo recursos pues puede solventar cualquier necesidad con su propio peculio; lamento decirles que don Javier es más duro que la quijada de arriba; es cicatero con su dinero y un hombre incapaz de poner un peso de su bolsa para financiar proyectos políticos, no lo hizo ni cuando se trataba de su propio interés, menos para apoyar a otros.
Otros Juglares:
–“La satisfacción (de estar en Hermosillo) en esta ocasión es doble, al poder cantar para un tipo de público más heterogéneo, no sólo el que está muy familiarizado con lo que es ópera y el canto clásico, géneros que vienen siendo acusados de ser elitistas, y los artistas nos sentimos complacidos de quitar ese cliché”, lo dijo el tener José Carreras al asegurar estar “encantado” de ser partícipe del Festival Internacional del Pitic 2016.
Gracias por su atención, hasta el viernes si Dios quiere. ¡¡Salud!!